Para algunos, es “amor al primer rollo”.

La emoción de ese primer combate torpe en el tatami, cuando te arrastras sobre las rodillas sin saber bien qué hacer con las manos. La primera vez que te finaliza una compañera que pesa la mitad que tú, con una sonrisa un tanto sádica. O ese adolescente flacucho y que, sin previo aviso, te atrapa en un triángulo imposible de escapar. La primera mañana que despiertas con cada articulación dolorida, algún moratón en brazos o piernas, pero ya estás buscando videos de Roger Gracie para mejorar tu defensa.

Para otros, requiere un tiempo.

“¿Esto es realmente lo mío? ¿De verdad me gusta tanto?” Si alguna vez te has hecho estas preguntas, no te preocupes. Estamos aquí para ayudarte a descubrirlo. Si te identificas con alguno de estos signos, enhorabuena: has caído en las garras del Jiu-Jitsu.

1. Usas tu Kimono o Rashguard fuera del Tatami

No hablamos de ese clásico viaje rápido al supermercado después de entrenar. Eso es completamente normal. Tampoco de ese compañero que vive a 5 minutos andando de la academia (incluso encima). Nos referimos a usar deliberadamente tus pantalones de kimono o tu rashguard en cualquier momento del día, incluso si no tienes entrenamiento.

Llevas con orgullo el logo de la academia en el pecho, listo para que alguien te pregunte: “¿Haces Jiu-Jitsu?” Ese es tu momento. No importa dónde estés, quieres que el mundo sepa que eres parte de esta comunidad.

Si esto te suena familiar, felicidades: estás enamorado del Jiu-Jitsu.

2. El olor a tatami te motiva

Ese aroma inconfundible a gis empapados en sudor, adrenalina y sacrificio. Esa fragancia que, al principio, te hizo cuestionar si realmente querías entrenar aquí. Pero, con el tiempo, algo extraño sucedió: en lugar de repelerte, empezó a emocionarte.

Ahora, cuando cruzas la puerta de la academia y respiras profundo, sientes que es el preludio de otra sesión de aprendizaje, sudor y evolución.

Si eso te pasa, no hay duda: estás enganchado.

3. Intentas reclutar a todo el mundo

Empezaste en Jiu-Jitsu por curiosidad, por ponerte en forma o porque escuchaste a alguien decir que era lo más efectivo en una pelea. Pero con el tiempo, pasaste de pensar en tu propio progreso a preguntarte: “¿Por qué más personas no hacen esto?”

Intentas convencer a tu hermano, a tu primo, a tu compañero de trabajo e incluso al repartidor de comida. No puedes evitar hablar de Jiu-Jitsu a cualquiera que te escuche. Cada conversación termina con un: “Tienes que probarlo, en serio, la primera clase es gratis.”

Si esto te suena familiar, bienvenido al club.

4. Tu colección de Kimonos ya necesita su propio espacio

Cuando comenzaste, solo tenías un kimono. Con el tiempo, compraste otro para no entrenar con uno húmedo. Luego, viste una edición limitada y no pudiste resistirte. Ahora tienes un armario exclusivo para tu colección de gis, organizados por colores y gramajes. Quizás hasta tienes un gi para los días de competencia y otro para los entrenamientos más duros.

Si te encuentras dudando entre usar tu gi favorito o reservarlo para una ocasión especial, lo siento, pero estás perdidamente enamorado del Jiu-Jitsu.

¿Listo para Enamorarte del Jiu-Jitsu?

Si te identificaste con alguno de estos signos o simplemente tienes curiosidad por descubrir lo que hace del Brazilian Jiu Jitsu un estilo de vida, en Mathias Ribeiro Team te damos la bienvenida. No importa si eres principiante o si ya has rolado antes, ven a probar una clase gratuita y experimenta por ti mismo por qué tantos nos hemos enamorado de este arte.

Nos vemos en el tatami.